lunes, 24 de octubre de 2016

“LA ARQUESENSORIALIDAD II"


Josep de Haro Licer



 Doctor en Medicina y Cirugía. Especialista en ORL de BSA (Badalona Serveis Assistencials). Asesor Científico de Percepnet. Vocal Comisionado de I+D de SECS 
(Sociedad Española de las Ciencias Sensoriales). Especializado en Medicina Sensorial.    
  


 La arqueología de la sensorialidad parte del Homo Sapiens y continua con el Homo Sapiens Sapiens, el cual aparece hace 200.000 años, y mientras discurre a lo largo de ese espacio-tiempo le va apareciendo una sensorialidad que es más activa permitiéndole el planteo de 7 grande incógnitas, que darán a lugar a 7 grandes preguntas  que causaran efectos irreversibles sobre el resto mundo sensorial (y no sensorial). La primera incógnita es la “Cosmoincognita” (¿De dónde ha surgido todo este Cosmos que vemos?), la segunda es la “Bioincognita” (¿De dónde ha surgido la vida?), la tercera es la “Antropoincognita” (¿De dónde ha surgido el ser humano?). Paralelamente, la sensorialidad del ser humano le conduce a preguntarse: ¿Porqué el Bien y el Mal? (el dolor, el placer), ¿Vida después de la muerte? (¿esto puede que no acabe aquí ?), ¿Existe Dios? (¿hay alguien superior a todo?), para finalmente preguntarse ¿Porqué esas incógnitas? (Cuadro-5).
 
                           

Cuadro-5


Estas 7 grandes incógnitas recodifican constantemente nuestra genética (herencia), nuestra epigenética (entorno) y nuestro aprendizaje (cultura) debido a que el pensamiento, las ideas, las creencias, los criterios, los valores, las actitudes y los hábitos influyen en nuestros sentidos. La historia del ser humano es la historia de su sensorialidad como hemos podido comprobar, depende directamente de la materia (Cosmozenándrica: orden de la materia en el hombre, los minerales, proteínas, azucares, grasas, etc. ), depende de la vida (Cosmobioándrica: el orden de la materia viva en el hombre, es decir sus células), depende de él como ser humano (Cosmoantropoándrica: el orden del ser humano en el hombre) y per último depende de sus creencias religiosas (Cosmoteandrica: el orden de Dios(es) en el hombre)[1]. De las 7 grandes incógnitas se derivan estos cuatro grandes estadios sensoriales que hemos heredado de la humanidad (Cuadro-6).
La arqueología sensorial, justamente, se dedica a descubrir como era la sensorialidad, como utilizaban los sentidos los seres humanos de épocas pretéritas mientras sobrevivían y se planteaban esas 7 grandes cuestiones.


                         

Cuadro-6

            Cuando se observa la sensorialidad desde un punto de vista social podemos observar  la evolución de la misma que pasa de un concepción newtoniana del universo a una concepción cuántica donde la energía y la masa toman dimensiones distintas a las halladas en la física newtoniana  ofreciendo así nuevos descubrimientos[2].
La sensorialidad Newtoniana  es la regida por la ciencia clásica a través de los descubrimientos de Isaac Newton, que permitió pasar de la magia, la mitología y la inquisición religiosa a lo cartesiano-científico; por lo que se pasó de atender las percepciones y sensorialidades y sentidos de forma esotérica a atender solo las sensaciones medibles. Posteriormente (hace escasamente un siglo), la ciencia newtoniana que revolucionó el mundo, quedó en segundo plano al surgir la física cuántica que nos mostró nuevos caminos y fenómenos físicos no explicados ni explicables por lo conocido hasta entonces, los cuales han influido tanto sobre el terreno de todas las disciplinas del saber humano como sobre los elementos y utensilios de lo cotidiano. Con posterioridad la física cuántica ha derivado hacia el terreno mixto científico-filosófico-místico, en el cual ciencia y filosofía se dan la mano ante las incógnitas que nos rodean, para reinterpretar lo conocido hasta hoy día.   
El pase del patrón sensorial newtoniano al patrón cuántico y el salto de patrón cuántico al místico en la esfera de la sensorialidad ha supuesto llegar a nuevas fronteras senso-perceptivas. Como hemos dicho, hasta la llegada de la revolución newtoniana toda sensorialidad, toda percepción interna y del entorno era interpretado bajo el prisma de la magia, la mitología y lo que la santa inquisición religiosa ordenaba como correcto; el salto extraordinario efectuado al territorio de lo cuántico ha permitido descubrir sistemas de exploración, detección e interpretación de procesos fisiológicos que eran oscuros en su integridad, a la percepción del ser humano. Tal avance ha provocado nuevos conocimientos y desconocimientos que antes se ignoraban abriendo la sensorialidad del ser humano para que éste, entre otras cosas, comprenda mejor como funcionan los sentidos y el cerebro que los sustenta y  como éste  forman parte del entorno del cual depende.

El concepto místico, en este territorio, alude a su interpretación etimológica más amplia, y no a su forma monocolor  vinculada a la religión. Lo oculto (mystikós, = cerrado, arcano o misterioso), no por ello inexistente, muestra al conocimiento humano información, muchas veces  no comprensible aún, para su cognición. Tenemos ejemplos de este tipo de información oculta en toda la historia del ser humano; uno de ellos es el descubrimiento de los distinto planetas de nuestro sistema solar, que sin tener conocimiento de los mismos, fueron descubiertos no tanto por su visualización (algunos de ellos si) como por los efectos producidos sobre el resto del sistema solar, que inducía a deducir su presencia. Cuando la ciencia escucha el conocimiento humano no científico, aumenta las posibilidades de verificar verdades que nunca habría descubierto antes. Nadie sabe porqué dormimos, o porqué el agua crea solo 11 tipos distintos de cristales de hielo, ni porqué dos partículas cuánticas, separadas por quilómetros se comunican entre ellas, etc. Pero ello no es óbice para negar que sucede.




También es cierto que este gran salto ha abierto nuevas incógnitas en nuestra comprensión, que nos conectan, desde la propia ciencia (cuántica en estos momento), hacia múltiples posibilidades más allá de la cultura occidental (invitan el conocimiento de otras culturas), cuyo acerbo basado en otras fuentes distintas a las científicas, ostentan conocimientos que se reflejan tanto en sus niveles filosóficos como místicos. Y no solo eso, ya que la deriva de la sensorialidad está siendo orientada hacia nuevos rumbos cuyos trayectos van de lo cuántico a lo místico. En tanto en cuanto la ciencia sepa acercarse a los conocimientos no científicos /(Hay que recordar que el conocimiento del ser humano es más amplio que el conocimiento científico), la ciencia tendrá nuevos enfoques que confirmarán o negarán la validez de lo conocido  (Cuadro 7).
   
                                                               

                 
   Cuadro-7

Todas estas nuevas concepciones, emergen en la persona que somos, cuyo estatus,… si  llega  vivir 100 años, … le hará pasar un tercio de su vida (33’3 años) durmiendo, o lo que es lo mismo pasaría despierto 66’6 años. De los cuales menos de 10% serían controlado por el conscientes (El 99% de su actividad lo regiría su inconsciente)[3], curiosamente dicho marco también  pertenecen a la inducción sensorial pasiva.
La aplicación de los descubrimientos que aportan estos nuevos acontecimientos para informar, formar y educar es el camino para la inducción sensorial activa, es conocer cómo conocemos.    Los sucesos y los sujetos son una unidad indivisible a la luz de la ciencia actual donde entorno, medio y circunstancia modifican las variables de los sucesos y del observador el cual, a su vez, influye en ellos. Esto requiere de nuevos indicadores sensoriales, de nuevos marcadores y descriptores[1] sensoriales que necesitaremos denominar cuántico-místicos (misteriosos, desconocidos).        
                       

Cuadro-8


Venimos de  la “sensorialidad newtoniana”, o clásica (si nos pinchan notamos dolor) y estamos deambulando ya por la “sensorialidad cuántica” (todo lo que existe es de estructura cuántica, incluidas nuestras sensaciones y percepciones), y aún más pues cabe preguntarse ¿qué hay más allá del universo de lo cuántico?
Podemos continuar como estamos, ignorando el nuevo devenir sensorial, podemos dejar que las nuevas fronteras sensoriales se ciernan sobre el ser humano en forma de ”Drones” que sin orden ni concierto se hallan a merced de los “más listos”(manipulación sensorial ), o podemos entrar en ese sensocosmos (los nuevos conocimientos nacidos del cruce entre la fisiología animal y humana, y  los descubrimientos actuales de la física), que avanza con o sin nosotros, y para lo cual solo se requiere de una mente abierta, puesto que tal y como dijo el fundador de la destilaría whisky Thomas Dewars:  “La mente es como un paracaídas, si no la abres, no sirve.”... te estrellas.

Cualquier diseño sensorial que se desarrolle en la actualidad sea del mundo de la perfumería, de los aromas, de las fragancias, sea de los colores,  la iluminación, la imagen, sea de los sonidos, la música, la voz, sea de los gustos, comidas, bebidas, o sea del tacto, de los tejidos, de los alimentos, de los objetos, de la piel, debe basarse en los nuevos marcadores y descriptores sensoriales que van surgiendo a partir de las sensorialidades y sensibilidades “Arqueo”, Paleo” y “Neo”,  de las sensorialidades y sensibilidades “Cosmo-Bio-Antropo-Teandricas” para discernir entre la sensorialidad y sensibilidad “newtoniana” y la “cuántico-mística” , a la hora de aplicar nuestros conocimientos en la utilización de nuestros sentidos.   







[1]                El Descriptor sensorial forma parte de un proceso sensorial y nos indica una característica de una sensación determinada, mientras que un marcador sensorial va ligado a un proceso sensorial que, sin ser sensorial, nos indica un nivel y un tipo de sensación.





[1]Panikkar Raimon. La intuición cosmoteandrica. Las tres dimensiones de la realidad. Col. Paradigma. Edt. Trotta. 1999
[2]Aad  G. Science 21 December 2012: Vol. 338 no. 6114 pp. 1576-1582 DOI: 10.1126/science.1232005
[3]Fuster J.M. Cerebro y Libertad. Edt. Ariel.2014

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