La realidad posee también
facetas oscuras que resultan imperceptibles a nuestros sentidos, como
ultrasonidos, colores de frecuencias más allá del ultravioleta u olores no
detectables por nuestras neuronas olfativas. Algunas religiones rinden culto
sagrado a dioses intangibles o a personajes presuntamente descendientes de los
mismos dioses, y hay personas que consagran toda su vida a esta otra realidad.
La fe ciega en dogmas
religiosos de muy diversa índole es parte también de esa realidad
escurridiza. La realidad adquiere aspectos sorprendentes cuando se observa
desde distintos sistemas de coordenadas referenciales. Los detectores
sensoriales son idénticos para todos los hombres, pero no así los mecanismos psicológicos, fruto de la
genética y de las vivencias personales.
Cualidades como la emotividad, la sensualidad, la
inteligencia o la creatividad influyen de forma decisiva en la manera como
asimilamos la realidad.
De la novela “Eucaliptus rojos”
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