
El
príncipe, acariciando los sedosos cabellos de la joven, dijo: “Somos
agnósticos. No tenemos dioses. Tras cientos de años de adorar a deidades de
todo tipo, optamos por prescindir de las mismas. La vida es enigmática, con
dioses o sin ellos. Buscamos en la meditación las explicaciones que no nos
pueden proporcionar las viejas leyendas.”
Liturgias imperfectas (Fragmento del capítulo X)
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