
Una
hora antes la amable Melisa había proporcionado a los invitados una infusión especial
para que pudiesen conciliar mejor el sueño. Estaba compuesta por una mezcla de
hierbas aromáticas que gozaban de propiedades mágicas, relajaban el espíritu y construían
mundos ingrávidos, donde los sueños eran
la esencia suprema de los mismos.
De la novela
“Eucaliptus rojos”
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