Josep de Haro Licer
Doctor en Medicina y Cirugía. Especialista en ORL de BSA (Badalona Serveis Assistencials). Asesor Científico de Percepnet. Vocal Comisionado de I+D de SECS
(Sociedad Española de las Ciencias Sensoriales). Especializado en Medicina Sensorial.
La arqueología de la sensorialidad parte del
Homo Sapiens y continua con el Homo Sapiens Sapiens, el cual aparece hace
200.000 años, y mientras discurre a lo largo de ese espacio-tiempo le va
apareciendo una sensorialidad que es más activa permitiéndole el planteo de 7
grande incógnitas, que darán a lugar a 7 grandes preguntas que causaran efectos irreversibles sobre el
resto mundo sensorial (y no sensorial). La primera incógnita es la
“Cosmoincognita” (¿De dónde ha surgido todo este Cosmos que vemos?), la segunda
es la “Bioincognita” (¿De dónde ha surgido la vida?), la tercera es la
“Antropoincognita” (¿De dónde ha surgido el ser humano?). Paralelamente, la
sensorialidad del ser humano le conduce a preguntarse: ¿Porqué el Bien y el
Mal? (el dolor, el placer), ¿Vida después de la muerte? (¿esto puede que no
acabe aquí ?), ¿Existe Dios? (¿hay alguien superior a todo?), para finalmente
preguntarse ¿Porqué esas incógnitas? (Cuadro-5).
Cuadro-5
Estas
7 grandes incógnitas recodifican constantemente nuestra genética (herencia),
nuestra epigenética (entorno) y nuestro aprendizaje (cultura) debido a que el
pensamiento, las ideas, las creencias, los criterios, los valores, las
actitudes y los hábitos influyen en nuestros sentidos. La historia del ser
humano es la historia de su sensorialidad como hemos podido comprobar, depende
directamente de la materia (Cosmozenándrica: orden de la materia en el hombre,
los minerales, proteínas, azucares, grasas, etc. ), depende de la vida (Cosmobioándrica:
el orden de la materia viva en el hombre, es decir sus células), depende de él
como ser humano (Cosmoantropoándrica: el orden del ser humano en el hombre) y
per último depende de sus creencias religiosas (Cosmoteandrica: el orden de
Dios(es) en el hombre)[1]. De las
7 grandes incógnitas se derivan estos cuatro grandes estadios sensoriales que
hemos heredado de la humanidad (Cuadro-6).
La
arqueología sensorial, justamente, se dedica a descubrir como era la
sensorialidad, como utilizaban los sentidos los seres humanos de épocas
pretéritas mientras sobrevivían y se planteaban esas 7 grandes cuestiones.
Cuadro-6
Cuando
se observa la sensorialidad desde un punto de vista social podemos
observar la evolución de la misma que
pasa de un concepción newtoniana
del universo a una concepción cuántica donde la energía y la masa toman
dimensiones distintas a las halladas en la física newtoniana ofreciendo así nuevos descubrimientos[2].
La sensorialidad
Newtoniana es la regida por la ciencia clásica a través
de los descubrimientos de Isaac Newton, que permitió pasar de la magia, la
mitología y la inquisición religiosa a lo cartesiano-científico; por lo que se
pasó de atender las percepciones y sensorialidades y sentidos de forma
esotérica a atender solo las sensaciones medibles. Posteriormente (hace
escasamente un siglo), la ciencia newtoniana que revolucionó el mundo, quedó en
segundo plano al surgir la física cuántica
que nos mostró nuevos caminos y fenómenos físicos no explicados ni
explicables por lo conocido hasta entonces, los cuales han influido tanto sobre
el terreno de todas las disciplinas del saber humano como sobre los elementos y
utensilios de lo cotidiano. Con posterioridad la física cuántica ha derivado
hacia el terreno mixto científico-filosófico-místico, en el cual ciencia y
filosofía se dan la mano ante las incógnitas que nos rodean, para reinterpretar
lo conocido hasta hoy día.
El
pase del patrón sensorial newtoniano al patrón cuántico y el salto de patrón
cuántico al místico en la esfera de la sensorialidad ha supuesto llegar a
nuevas fronteras senso-perceptivas. Como hemos dicho, hasta la llegada de la
revolución newtoniana toda sensorialidad, toda percepción interna y del entorno
era interpretado bajo el prisma de la magia, la mitología y lo que la santa
inquisición religiosa ordenaba como correcto; el salto extraordinario efectuado
al territorio de lo cuántico ha permitido descubrir sistemas de exploración,
detección e interpretación de procesos fisiológicos que eran oscuros en su
integridad, a la percepción del ser humano. Tal avance ha provocado nuevos
conocimientos y desconocimientos que antes se ignoraban abriendo la
sensorialidad del ser humano para que éste, entre otras cosas, comprenda mejor
como funcionan los sentidos y el cerebro que los sustenta y como éste
forman parte del entorno del cual depende.
El
concepto místico, en este territorio, alude a su interpretación etimológica más
amplia, y no a su forma monocolor
vinculada a la religión. Lo oculto (mystikós, = cerrado, arcano o misterioso),
no por ello inexistente, muestra al conocimiento humano información, muchas
veces no comprensible aún, para su
cognición. Tenemos ejemplos de este tipo de información oculta en toda la
historia del ser humano; uno de ellos es el descubrimiento de los distinto
planetas de nuestro sistema solar, que sin tener conocimiento de los mismos,
fueron descubiertos no tanto por su visualización (algunos de ellos si) como
por los efectos producidos sobre el resto del sistema solar, que inducía a
deducir su presencia. Cuando la ciencia escucha el conocimiento humano no científico,
aumenta las posibilidades de verificar verdades que nunca habría descubierto
antes. Nadie sabe porqué dormimos, o porqué el agua crea solo 11 tipos
distintos de cristales de hielo, ni porqué dos partículas cuánticas, separadas
por quilómetros se comunican entre ellas, etc. Pero ello no es óbice para negar
que sucede.
También es cierto que este
gran salto ha abierto nuevas incógnitas en nuestra comprensión, que nos
conectan, desde la propia ciencia (cuántica en estos momento), hacia múltiples
posibilidades más allá de la cultura occidental (invitan el conocimiento de
otras culturas), cuyo acerbo basado en otras fuentes distintas a las
científicas, ostentan conocimientos que se reflejan tanto en sus niveles
filosóficos como místicos. Y no solo eso, ya que la deriva de la sensorialidad
está siendo orientada hacia nuevos rumbos cuyos trayectos van de lo cuántico a
lo místico. En tanto en cuanto la ciencia sepa acercarse a los conocimientos no
científicos /(Hay que recordar que el conocimiento del ser humano es más amplio
que el conocimiento científico), la ciencia tendrá nuevos enfoques que
confirmarán o negarán la validez de lo conocido
(Cuadro 7).
Cuadro-7
Todas
estas nuevas concepciones, emergen en la persona que somos, cuyo estatus,…
si llega
vivir 100 años, … le hará pasar un tercio de su vida (33’3 años)
durmiendo, o lo que es lo mismo pasaría despierto 66’6 años. De los cuales
menos de 10% serían controlado por el conscientes (El 99% de su actividad lo
regiría su inconsciente)[3],
curiosamente dicho marco también
pertenecen a la inducción sensorial pasiva.
La
aplicación de los descubrimientos que aportan estos nuevos acontecimientos para
informar, formar y educar es el camino para
la inducción sensorial activa, es
conocer cómo conocemos. Los sucesos y
los sujetos son una unidad indivisible a la luz de la ciencia actual donde
entorno, medio y circunstancia modifican las variables de los sucesos y del
observador el cual, a su vez, influye en ellos. Esto requiere de nuevos
indicadores sensoriales, de nuevos marcadores y descriptores[1]
sensoriales que necesitaremos denominar cuántico-místicos (misteriosos,
desconocidos).
Cuadro-8
Venimos de
la “sensorialidad newtoniana”, o clásica (si nos pinchan notamos dolor)
y estamos deambulando ya por la “sensorialidad cuántica” (todo lo que existe es
de estructura cuántica, incluidas nuestras sensaciones y percepciones), y aún
más pues cabe preguntarse ¿qué hay más allá del universo de lo cuántico?
Podemos continuar como estamos, ignorando el
nuevo devenir sensorial, podemos dejar que las nuevas fronteras sensoriales se
ciernan sobre el ser humano en forma de ”Drones” que sin orden ni concierto se
hallan a merced de los “más listos”(manipulación sensorial ), o podemos entrar
en ese sensocosmos (los nuevos conocimientos nacidos del cruce entre la
fisiología animal y humana, y los
descubrimientos actuales de la física), que avanza con o sin nosotros, y para
lo cual solo se requiere de una mente abierta, puesto que tal y como dijo el
fundador de la destilaría whisky Thomas Dewars:
“La mente es como un paracaídas, si no la abres, no sirve.”... te
estrellas.
Cualquier diseño sensorial que se desarrolle
en la actualidad sea del mundo de la perfumería, de los aromas, de las
fragancias, sea de los colores, la
iluminación, la imagen, sea de los sonidos, la música, la voz, sea de los
gustos, comidas, bebidas, o sea del tacto, de los tejidos, de los alimentos, de
los objetos, de la piel, debe basarse en los nuevos marcadores y descriptores
sensoriales que van surgiendo a partir de las sensorialidades y sensibilidades
“Arqueo”, Paleo” y “Neo”, de las
sensorialidades y sensibilidades “Cosmo-Bio-Antropo-Teandricas” para discernir
entre la sensorialidad y sensibilidad “newtoniana” y la “cuántico-mística” , a
la hora de aplicar nuestros conocimientos en la utilización de nuestros
sentidos.
[1]
El Descriptor sensorial forma parte de un proceso
sensorial y nos indica una característica de una sensación determinada,
mientras que un marcador sensorial va
ligado a un proceso sensorial que, sin ser sensorial, nos indica un nivel y un
tipo de sensación.
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